lunes, 25 de junio de 2012

Tarde de felicidad y susto.

El lunes, ese día que ninguno queremos que llegué. Ese mismo día nos enteramos de que nuestros chicos iban a estar esa tarde en la plaza. Salimos más de media hora antes, para coger sitio. Nos sentamos en un banco, donde daba todo el sol. Todo el raro ponían la misma canción, pero como nos encanta no nos importó estar escuchándola casi toda la tarde. Llegó la hora y no venían, así que tuvimos que esperarles un rato más. La gente se acercaba a las vallas corriendo ¡eran ellos, ya llegaban! Nos acercamos al mogollón y no veíamos muy bien, así que estuvimos saltando y allí estaban.
Salieron algunos al balcón y estuvieron hablando, mientras nosotras hacíamos fotos.
Todos pedíamos a uno de ellos que no se fuera, porque le queríamos. Le hicimos llorar.
Duró poco, pero fue muy bonito. Cuando terminaron, nos acercamos a las vallas y nos pusimos detrás de unas chicas. Mientras pasaban, les hacíamos fotos, ¡estaban tan cerca!
Cuando pasaron todos, se subieron al autobús. Nosotras nos pusimos enfrente y nos subimos a un pino donde estaba un chico. Al subirnos, el pino volcó y casi nos caemos. Quedamos en ridículo. Nada más poner bien el pino, miramos al autobús para ver si alguno de ellos nos había visto. No se les veía casi. O no nos habían visto, o habíamos echo el ridículo delante de ellos. Bueno, si miraron, por lo menos se fijaron en nosotras. Ya se fueron. Nosotras estábamos muy felices a pesar del ridículo que habíamos hecho.
Al día siguiente, salimos en los deportes de Telemadrid y también en la portada de un periódico.